miércoles, 23 de abril de 2008

-«¡Qué cosa más tonta es el amor!» -dijo el estudiante alejándose-. «No tiene la mitad de utilidad que tiene la Lógica; porque no demuestra nada, y siempre nos habla de lo irrealizable, y nos hace creer en cosas que no existen. Verdaderamente es un sentimiento impráctico; y como en estos tiempos el ser práctico lo es todo, volveré a la Filosofía, y estudiaré Metafísica.» Así pues, regresó a su cuarto, y tomando en sus manos un gran libro polvoriento, comenzó a leer.

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